
Aún sin saber mucho sobre redacción, si sueles leer sabrás que hay textos que te invitan a seguir y otros que te obligan a dejarlo. El mensaje siempre es importante, pero la manera de comunicarlo puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Por eso decidí volver a publicar este práctico post, como ejercicio de repaso para mí mismo y para quien pueda sacar provecho de él.
Aquí he recopilado 10 secretos de escritores profesionales que garantizan mejorar nuestra forma de escribir.
1º Evitar los clichés
Eso lo sabemos todos, ¿no? Y, sin embargo los clichés son un fallo más sistémico e invasivo de lo que la gente se imagina. Un cliché es cualquier idea o expresión que ha perdido su fuerza debido al uso excesivo, hasta el punto en que deja de tener sentido y se torna monótona. Y aunque encierre una verdad innegable, ya todo el mundo se ha cansado de escucharlo (y leerlo).
Debajo os copio algunos ejemplos clásicos pero encontraréis muchos más en el Diccionario del cliché.
"A las primeras de cambio." "A pasos agigantados." "Caer como un jarro de agua fría." "Coger el toro por los cuernos." "Esconder la cabeza debajo del ala." "Más vale tarde que nunca."
El problema con los clichés es el magnetismo que tienen ya que parecen decir siempre exactamente lo que queremos decir, por lo que es tentador aferrarse a estas expresiones probadas y verdaderas.
Sin embargo, esto empobrece la prosa. Los lectores también conocen esas frases por lo que mentalmente las anulan, pierden interés y te considerarán un aficionado. Siempre.
2º Escribir tal como se habla
Usa un tono conversacional. De verdad. Ni siquiera hay que utilizar oraciones completas.
Si hay algo que no usarías en una conversación casual, piénsatelo dos veces antes de escribirlo. Un blog es como una charla con amigos donde buscamos informar y entretener a nuestro “público”. Es un blog, no una conferencia, una tesis académica ni una plataforma política.
3º Hablar con el lector como con un amigo
En la vida real utilizarías la palabra «tú», úsala en tu blog también, al igual que lo harías si estuvieras charlando durante una cena. Este punto es algo difícil para los que están acostumbrados a la escritura académica (de hecho, la mayoría de los puntos son más complicados para ese grupo), pero los buenos escritores prefieren usar el “ tú” porque eso habla directamente al lector.
4º Usar anécdotas y experiencias
Estas pequeñas historias son la sal de blog. Los datos o la información concreta sólo llega hasta allí y la gente se aburre pronto de leerlos. A las personas les gustan las historias de otras personas y las anécdotas humanizan y amenizan la información que deseemos transmitir, logrando aumentar la atención del lector.
5º Paralelismo
Esto puede sonar un poco técnico al principio, pero sólo significa tratar de conseguir un equilibrio entre oraciones con la misma estructura gramatical. Según muchos expertos el evitar el paralelismo mejora el estilo y la legibilidad con lo que se facilita la comprensión del texto. En la poesía es un recurso válido y ampliamente utilizado, pero en un blog conviene dejarlo de lado.
Con este ejemplo quedará bien ilustrado el paralelismo sintáctico y sinonímico:
«Mi habitación tiene los techos altos. Mi dormitorio también tiene el suelo de mármol. Mi cuarto además tiene un amplio armario.»
En cambio, se leería mejor así:
«Mi habitación tiene techos altos, suelo de mármol y un amplio armario.»
6º No embarrar el terreno
Usar adjetivos con moderación. Muchos creen que un buen texto es aquel que incluye gran cantidad de palabras descriptivas, es decir adjetivos.
Sin embargo, muy por el contrario, esto puede conducirnos a la tan detestada prosa recargada y hasta la cursilería.
«Descubrí que hay que utilizar términos claros y simples, palabras cortas y frases breves. Cuando veas un adjetivo, mátalo. No, no me refiero a absolutamente todos, pero sí a la mayoría; como resultado quedará un texto de gran valor. Los adjetivos se debilitan cuando están muy juntos pero dan fuerza cuando están separados. El hábito de la escritura recargada, difusa, con excesivas florituras, una vez adquirido por un escritor, es tan difícil de quitar como cualquier otro vicio.»
Mark Twain en una carta que data de 1880
La prosa recargada de palabras poco usuales, de adjetivos rebuscados, de expresiones inusitadas es propia de los escritores pobres, lo que equivale a decir: de los pobres escritores.
Léon-Paul Fargue, poeta francés
7º Matad también al adverbio
Hay otra parte de la oración que provoca repudio de los lectores: El adverbio. En su aclamado libro “Mientras Escribo”, el escritor Stephen King afirma que “el camino al infierno está pavimentado con adverbios.”
El mal uso de los adverbios desordena las oraciones y se consideran un pobre sustituto de la buena escritura.
En pocas palabras los adverbios apuntalan a los verbos pobres. Teniendo en cuenta que los verbos son el motor de las oraciones, el uso de verbos débiles o poco específicos implican la necesidad de un adverbio.
Un ejemplo para verlo mejor:
«El hombre caminaba lenta, cansina y laboriosamente por el camino.»
La mejor manera de escribirlo sería:
«El hombre se arrastraba por el camino.»
En la misma línea, sería mejor utilizar “destrozaba” en lugar de la frase “ rompía violentamente” o «escrutaba» y no «examinaba muy detalladamente«.
Se consigue comunicar lo mismo usando verbos y sustantivos específicos y moderando la utilización de adverbios y adjetivos. Suena un poco complicado al principio pero el resultado vale la pena y será más placentero para los lectores.
8º ¡Los signos de exclamación!
¡¡¡Por Dios!!! ¡¡¡OMG!!! Quizás no sea necesario mencionarlo, pero los signos de exclamación pueden cargarse un texto. Hoy en día se emplean casi siempre sarcásticamente, por lo que si ya no eres un adolescente apasionado, utilízalos con cuidado.
9º Sintetizar
Que tu redacción sea resumida y contundente eliminando las palabras que no contribuyan al significado de la frase. Revisa tus oraciones, ¿se pueden eliminar palabras para abreviar? En esto menos es mejor. Siempre.
10º ¿Despotricar o razonar?
Si deseas que tu público te tome en serio, siempre intenta desarrollar opiniones basadas en la evidencia y si es posible respaldarlas con hechos, investigaciones o estadísticas. De lo contrario puedes convertirte en uno más que sólo critica sin sentido y eso no interesa a nadie.
Y un último consejo…
Piensa como un hombre sabio, pero exprésate como un hombre común.
W. B. Yeats